domingo, 29 de agosto de 2010

Un Alto en el Camino


En triste atardecer nos enfrentó la vida!
Un alto en el camino
juntó nuestros destinos!
Tú venías hastiado, melancólica y fría
con las pupilas heridas de paisajes sin luz.
Traías la fatiga y el polvo de todos los caminos
adherida a tu carne morena
y el sol de los campos, más salvaje y bravío
había volcado su ardor en tu pelo
que flotaba a los vientos
como una rebeldía
y labrada en tus labios
la maldad de los hombres como una maldición.
Yo también estaba con el alma vacía
y el cansancio infinito de no lograr mis ansias;
las sendas más hurañas crujieron a mis plantas
y hurgaron mis pupilas por lo desconocido,
mis manos anhelantes buscaban otras manos
mis labios balbuceaban el verbo del amor
y el corazón enfermo de azul y fantasía
hundía sus raíces entre la inmensidad.
Soñé llenar mi copa de luces y caricias
mas se hizo la noche prontamente
horadando sus sombras mi optimismo.
Nos enfrentó entonces la vida.
Eramos hermanos de llanto y de dolor.
Dos vidas extraviadas en rudo deambular
que al volcar un recodo se encontraron
para cargar entre los dos la cruz.
Tú me ofrendaste tus labios con sabor de amargura,
yo te brindé mi alma en toda su potencia
y al calor de la tuya generosa y fraterna
sentí que mi alma
como una flor de ensueño
se habría sedienta
al embrujo de tu quimera azul
y entre la seda alba de tus manos tiernas
se quedó soñando.
Mas surgió una nota discorde
en el concierto nupcial de nuestras almas
y nos separamos
y otra vez herida de duda mi quimera
sin luz mi alma
ni calor mis manos
sentí como me uncía
en la noche de mi soledad.
Nos separó la vida!
Vislumbré tu silueta al borde del camino
cuando ya doblabas el recodo.
Tu imagen dilata por la ausencia
se proyectó en mi alma como una sombra apuñalante
junté entonces mis penas con las tuyas
uní mi llanto a tu sollozo
y haciendo un solo haz
seguí la cuesta solo
enriquecido con un nuevo engaño!


Raúl Beya Roíg

viernes, 27 de agosto de 2010

Anabantha

Anabantha sueña en mi interior
Mirando rostros de dolor
Anabantha llora al corazón
De un niño que quedo sin voz
Su risa no se escuchara
Si no encuentra su identidad
En mil espejos buscara
Hasta llegar a su final



Anabantha, Letanias, Capitulo I

Recopilación de canciones y poemas (el amor es también sufrimiento)

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